Mantener una buena higiene sexual femenina es esencial para evitar molestias y problemas en el área genital. Pero, existen determinados hábitos que suelen considerarse «positivos» cuando realmente alteran el pH de la vagina. Por esta razón, es conveniente tener en cuenta algunos consejos prácticos.

El primero de los consejos para cuidar la higiene sexual femenina es lavarse la zona íntima una vez al día. No obstante, durante la menstruación es posible realizar hasta tres lavados diarios. Superar este número puede causar irritaciones tal como indica el artículo Hábitos higiénicos vulvo-vaginales de consultantes ambulatorias en gineco-obstetricia.

En todo caso, el jabón que se utilice debe estar especialmente destinado a ser usado en esta parte del cuerpo, ya que tendrá pH neutro. Se debe descartar cualquier producto limpiador diferente que pueda eliminar «la capa de sebo que es esencial para proteger la superficie vulvo-vaginal».

El número de lavados diarios puede llegar hasta dos o tres si se mantienen relaciones sexuales. Según la Asociación Española de Ginecología y Obstreticia (AEGO), es adecuado lavar los genitales después del sexo. Pero, apunta que no es necesario que esto se haga de inmediato.

Las razones por las que hay que cuidar la higiene sexual femenina después de haber mantenido relaciones sexuales tienen que ver con la exposición a las bacterias. La humedad permanece en la zona genital y esto puede causar infecciones que provoquen molestias y picores.

Pero esto no protege, en ningún caso, de una Infección de Transmisión Sexual (ITS) si no se ha utilizado una barrera de protección como el preservativo. Tampoco las duchas vaginales eliminan este riesgo. Es más, desde Women’s Health advierten de que no son necesarias y pueden causar problemas como vaginosis bacteriana, enfermedad inflamatoria pélvica o sequedad vaginal.

En el momento de cuidar la higiene sexual femenina es necesario que las manos estén limpias para evitar cualquier posible contagio de bacterias. Además, es preferible que el agua esté templada, como indica la AEGO.

Las manos son suficientes para lavar la zona íntima. Es conveniente evitar productos como las esponjas. Estas, lejos de lo que pueda parecer, suelen albergar gérmenes y pueden causar infecciones. Además, dependiendo de la esponja es posible que aparezcan irritaciones.

Relacionado con este consejo está la forma de limpiar la vagina. Al igual que tras utilizar el baño se debe limpiar de delante para atrás con papel higiénico,

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