Los dentistas insisten mucho en que debemos cepillarnos los dientes al menos dos veces al día, y que una de ellas sea antes de irnos a la cama. Una vez cumplidos estos mínimos, el paso siguiente para que nuestra higiene bucal sea impecable es cepillarse correctamente y con el cepillo y la pasta de dientes adecuados. Y es que, con tanta oferta de dentífricos en el supermercado o en la farmacia, muchas veces no sabes cuál es el más apropiado para nosotros.

En un cepillado estándar, es decir, si no tenemos ningún problema de salud bucal, como gingivitis, las pastas de dientes tienen que estar destinadas a prevenir, tanto las caries como la placa bacteriana. Para ello, deben incluir los ingredientes adecuados.

El ingrediente más común para prevenir la caries es el flúor, un elemento que actúa sobre el esmalte y lo hace más resistente. Para que sea eficaz, su contenido tiene que ser superior a 1000 ppm e inferior a 1500 ppm. El motivo de no excederse es que su ‘sobredosis’ puede provocar fluorosis, manchar los dientes y deteriorarlos. Para evitar la fluorosis en niños, el contenido de este debe ser menor menos de 500 ppm en niños de hasta seis años y menos de 1000 de siete a doce.

El flúor puede encontrarse en diversas formas,

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