El dolor, por desagradable que sea, tiene una función. No es nuestro enemigo, sino nuestro aliado. El cuerpo es silencio. Si resuena, suele estar avisando de que algo en él funciona mal, aunque también puede ser que le estemos prestando demasiada atención: del mismo modo que cuando escuchamos atentamente somos capaces de oír algo que antes no percibíamos, podemos tener sensaciones corporales si fijamos nuestra atención en una determinada zona.

Pero el dolor como alerta ante una amenaza pierde sentido en una situación: el dolor crónico. No sirve para nada, salvo para generar sufrimiento. Se puede utilizar como motivación para la superación personal, por supuesto, pero desde un punto de vista fisiológico es inútil.

Los profesionales que se dedican al tratamiento del dolor crónico necesitan una dosis extra de empatía, capacidad de sacrificio, paciencia y tolerancia a la frustración, pues a todo eso se enfrentan sus pacientes. Incomprensión, limitaciones, sobreesfuerzo exigido para alcanzar metas anteriormente sencillas, necesidad imperiosa de que cada nuevo tratamiento proporcione alivio, frustración ante cada intento improductivo por paliar el síntoma. Día a día, minuto a minuto.

Si queremos eliminar a nuestro enemigo, tenemos que empezar por conocerlo. El dolor no se produce en los órganos, en los huesos ni en los músculos. El 100% del dolor se produce en el cerebro. La transmisión de estímulos sí se realiza mediante los nervios periféricos, pero la sensación dolorosa completa se produce en el sistema nervioso central, y en esta génesis influyen multitud de factores que no se limitan a una sensación somática desagradable y/o dolorosa.

Cómo luchar contra el dolor crónicoMIKEL JASO

En esto se basa la teoría de la neuromatriz del dolor —The Neuromatrix Theory of Pain—, enunciada por el psicólogo Dr. Melzack, que propone que el dolor es una experiencia multidimensional. Lo que llega al cerebro es la información de que algo ha sucedido en un tejido, pero no llega como sensación dolorosa. Esa sensación la construye el cerebro mediante la activación de un conjunto de áreas.

Según esta teoría,

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