En España se diagnostican anualmente 44.000 nuevos casos de depresión resistente, según la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental (SEPSM). En muchos casos, se trata de una patología que empieza con síntomas sutiles, como puede ser la disforia.
Si la euforia hace referencia a un estado exaltado y generalizado de felicidad, la disforia es básicamente lo opuesto: un sentimiento persistente y holístico de insatisfacción o decepción hacia la vida. Como decíamos, cuando se repite de manera muy frecuente, puede tratarse de una advertencia temprana de los trastornos depresivos; por ello, es fundamental tenerla en cuenta y buscar formas de abordarla.
Qué es (exactamente) la disforia, cómo y por qué surge
La disforia se refiere a un sentimiento de inquietud, incomodidad o desconexión con parte de nuestra realidad. No es un diagnóstico clínico en sí misma, pero a menudo forma parte de cuadros psiquiátricos comunes como pueden ser los trastornos del ánimo depresivo o los de ansiedad.
Aunque no tengan la categoría de diagnóstico, hay varias formas específicas de disforia que sí que tienen reconocimiento clínico, tal y como apunta el portal divulgativo sobre salud y medicina Healthline. La más conocida es la disforia de género (la insatisfacción o disconformidad con el género asignado al nacer en base a la morfología genital),