Este lunes se celebra el Día Mundial de Concienciación del Síndrome de Tourette, un trastorno frecuente en la edad pediátrica, en la que afecta a en torno a un 1% de la población, y cuyo pronóstico suele ser favorable. En su mayoría, los casos son leves y muchos no requieren tratamiento.

Se manifiesta con la aparición de tics crónicos, es decir, movimientos involuntarios recurrentes, estereotipados, fluctuantes y de breve duración. Si afectan a la musculatura motora se denominan tics motores y si afectan a la fonatoria se conocen como tics vocales.

Estos tics son involuntarios, pero puede haber un cierto control de los mismos durante periodos breves de tiempo, si bien no lo suficiente como para inhibirlos completamente. Se desarrollan por una combinación de factores genéticos y ambientales.

Aunque algunos de ellos pueden ser molestos paras el paciente, su principal problema es la reacción que pueden generar en los demás, por lo que es importante la educación en las familias y en el entorno escolar para que las personas con las que convive el niño sean conscientes de que se trata de actos involuntarios que no se pueden controlar.

Los síntomas del Síndrome de Tourette suelen aparecer en la infancia, en forma de tics motores que afectan sobre todo a la cara y al cuello o de tics vocales de carraspeo,

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