El mito de que el frío hace que nos resfriemos está cada vez menos vigente, pero hay una realidad innegable, y es que, cuando este llega, especialmente cuando cambios de temperatura son bruscos, la salud de muchas personas se resiente de un modo otro. Más infecciones respiratorias, problemas vasculares, cardiacos … veamos cómo nos pueden afectar los cambios de tiempo y qué hacer para minimizar las molestias.

Más infecciones y molestias respiratorias

El frío en sí mismo no es el causante de que nos resfriemos, pues son los virus los responsables de catarros y gripes. Es decir, que si no estamos en contacto con ningún virus, ya podemos pasar todo el frío el mundo que no nos vamos a acatarrar. Sin embargo, pasar frío sí nos hace más vulnerables a estos cuando están presentes. Aunque se ha investigado mucho sobre el tema y algunos puntos no están del todo claros, hay dos puntos indiscutibles: los virus viven más y mejor cuando las temperaturas son bajas y el ambiente seco y el sistema inmune se debilita con el frío. Además, pasar más tiempo en interiores cerrados también facilita que los virus se contagien, como bien hemos aprendido gracias al coronavirus.

El sistema inmune se debilita cuando bajan las temperaturas debido a la vasoconstricción,

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