Somnolencia, cansancio, irritabilidad y falta de atención. Son algunos de los síntomas que atormentarán a gran parte de la población durante la próxima semana a causa del cambio horario de la madrugada del sábado al domingo. Toca mover las manecillas del reloj de nuevo -a las tres serán las dos- y eso tiene un precio para el organismo.Aunque podría parecer que el cambio de hora resulta beneficioso porque redunda en la ganancia de una hora de sueño, el cuerpo debe asumir un esfuerzo extra para sincronizar lo que se conoce como reloj biológico, y esto puede producir problemas e incomodidades durante la jornada, similares a los que provoca el ‘jet lag’.Despertarse antes y sentir la necesidad de acostarse más temprano son las consecuencias más inmediatas y más obvias del cambio de hora, si bien es aconsejable vencer el impulso de ceder a la tentación, para tratar de adaptarse a la nueva situación y evitar las consecuencias que suponen para el cuerpo.El cambio horario supone una leve alteración del reloj biológico, lo que favorece la aparición de problemas como déficit de atención y de memoria, cansancio, somnolencia, irritabilidad o bajo estado de ánimo. También es habitual despertarse con sensación de mala calidad de sueño, de no haber descansado bien, según explica a 20minutos el neurólogo Karol Uscamaita, del Adsalutem Institute .Solamente en el caso de que el cambio horario coincida con una disminución en las horas de sueño, pueden aparecer otros síntomas, como «el aumento de la tensión arterial o la frecuencia cardíaca», matiza el neurólogo. Los problemas de memoria -que dificultan la retención de información-, el déficit de atención y la imposibilidad para concentrarse son algunos de los efectos del cambio de hora que pueden afectar a la jornada laboral y provocar que la vuelta al trabajo resulte más dura tras el retraso de las manecillas del reloj. Esta condición afecta a las tareas que requieren mayor concentración y precisión, por lo que puede redundar en problemas no solo en el trabajo, sino en otras circunstancias, como al volante, donde hay que extremas la precaución. Asimismo, la irritabilidad y el cambio en el estado anímico puede provocar que surjan roces con los compañeros y enrarecer el ambiente laboral, al reaccionar de manera exagerada ante determinados estímulos.Para facilitar la adaptación y evitar los consabidos síntomas, es recomendable comenzar a preparar el organismo de forma progresiva antes de que se produzca el cambio horario.

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