Muchos estudios, como los realizados en el marco de la encuesta del Plan Nacional contra las Drogas, han apuntado que la edad media de inicio en el consumo de alcohol en España está en torno a los 14 años. En este contexto, muchos padres deben enfrentarse a que un hijo adolescente llegue un día embriagado a casa.

Teniendo en cuenta los riesgos a corto y sobre todo a largo plazo que tiene el consumo de alcohol, así como el marco social en el que se produce, es importante saber reaccionar adecuadamente para proteger al máximo el bienestar del niño o niña.

Abordar la intoxicación

En un primer momento, es importante evaluar la gravedad de la intoxicación etílica para entender el riesgo inmediato en el que se puede encontrar el niño o niña. Afortunadamente, las intoxicaciones etílicas agudas, peligrosas a corto plazo, son poco frecuentes y fáciles de detectar.

Por ejemplo, en casos leves, en los que el consumo de alcohol ha sido bajo, el adolescente mostrará signos como euforia, desinhibición, ojos vidriosos y enrojecimiento del rostro. En principio, este estado no entraña peligro inminente, por lo que la mejor actuación es dejar que el niño o niña descanse para que pasen los efectos de la sustancia.

Una intoxicación moderada puede ser algo más evidente,

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