Desde el siglo XVII, un extraño mal ha atacado, repitiéndose a través de las generaciones, a los descendientes de unas cuantas familias en remotas aldeas de la Costa da Morte gallega. Los médicos, durante todo ese tiempo, fueron incapaces de explicar lo que sucedía y el folclore local lo atribuyó a castigos divinos o a los hechizos de las meigas.
Sin embargo, a comienzos de los años 90 una de las personas afectadas acudió a Manuel Arias Gómez, profesor asociado de Neurología en la Universidad de Santiago de Compostela y Jefe de la Sección de Neurología del Complejo Hospitalario Universitario de Santiago de Compostela. Dicho paciente, explica a 20Minutos, presentaba los síntomas típicos: «El primer síntoma suele ser falta de equilibrio para caminar, y le siguen dificultad para articular el lenguaje, descoordinación de extremidades, pérdida de agudeza auditiva y atrofia de la lengua con disfagia leve».
Arias tuvo pronto claro de que tipo de enfermedad se trataba: «Es una enfermedad degenerativa que causa desequilibrio, de herencia dominante (se puede transmitir con uno de los progenitores afectado) y que progresa lentamente; es, por tanto, una SCA».
Estas siglas identifican a las ataxias espinocerebelosas, un grupo dentro de las ataxias hereditarias que afecta concretamente al cerebelo y la médula espinal, lo que provoca unas características alteraciones en la fuerza,