¿Dónde van las heces que no desaparecen por un retrete? Gracias al asesino de caca se convierten en agua limpia y fertilizante. Esta máquina diseñada por el Instituto de Educación de Agua (IHE) usa microondas para conseguirlo y ha sido puesta en práctica en países como Etiopía, donde tirar de la cadena a veces es un lujo. Otra de sus soluciones son baños portátiles con sensores que recogen información, por ejemplo, sobre enfermedades presentes en el entorno o gusanos que absorben y procesan los restos al instante. El mundo de la defecación puede ser apasionante.

«No tenemos mucho tiempo para mejorar el acceso a agua y saneamiento, así que hay que acortar los tiempos. ¿Cómo? Con ciencia, tecnología y demanda del mercado. Si la sociedad no pide innovaciones es difícil que algo avance», explica Damir Brdjanovic, del IHE. En todo el mundo más de dos mil millones de personas aún tienen acceso a agua segura de forma regular, y falta tratamiento de residuos para más de cuatro mil millones. Estocolmo acoge hasta hoy la celebración de la Semana Mundial del Agua (WWWeek), organizada por el Instituto Internacional de Agua de Estocolmo (SIWI), a la que expertos, representantes de gobiernos y ONG acuden para volcar todos los avances y soluciones que se están experimentando para gestionar mejor el agua y que el saneamiento llegue a más gente. Como estos:

Manos a la obra

Se habla de agua y saneamiento como conceptos difusos, pero no es nada más y nada menos que la posibilidad de abrir el grifo y poder lavarse las manos, de poder regar tu campo sin tener que invertir toda una mañana de caminata, de poder orinar y tirar de la cadena. Que se lo digan a Miguel y Nora. Son dos de los habitantes de Thagoni, un pueblo de apenas 30 habitantes en Bolivia, alejado de cualquier centro urbano. La organización Water for people llegó hasta la aldea, les entrevistó y diseñó varias propuestas para que el agua potable llegara a sus casas.

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