Desconozco el motivo por el cual cíclicamente sale algún artículo alarmista sobre el consumo de soja en prensa y se hace viral rápidamente. Tampoco sé por qué la soja es un alimento que despierta las reticencias más absurdas en los consumidores, desde el miedo a sufrir una feminización si eres hombre, a acusaciones sobre causar o empeorar el cáncer pasando por todo tipo de peregrinas tropelías que al parecer esta legumbre causa a nuestra salud.

Teniendo en cuenta que no hay ni un solo organismo competente y ni un solo departamento de salud de ningún país que hayan lanzado una alerta sobre el consumo de soja a ninguna población ni grupo de edad, este fenómeno es francamente curioso. Casi se presta a elucubraciones sobre intereses encubiertos tras toda esa mala prensa.

La soja es un alimento recomendable desde el punto de vista nutricional, como el resto de las legumbres, y no hay ningún motivo para excluirla de la dieta en población general

De hecho, alimentos con recomendaciones claras que indican limitar su consumo, como es la carne procesada o los productos ricos en azúcar añadido, generan mucha menos reticencia y se consumen a diario en un porcentaje elevadísimo de familias sin ningún tipo de reparo (¿Cuántos niños desayunan leche chocolatada con bollería o galletas a diario?). Hasta el alcohol tiene defensores de su consumo frecuente a pesar de que la única dosis de consumo exenta de riesgo es cero. Pero oye, que lo importante es tener ojo con la soja…

La soja es un alimento recomendable desde el punto de vista nutricional, como el resto de las legumbres, y no hay ningún motivo para excluirla de la dieta en población general. Es la campeona en contenido proteico de su grupo, siendo además proteína de alta calidad. Como el resto de legumbres es rica en fibra y en otros nutrientes interesantes. Además, es muy versátil y da lugar a muchos derivados tradicionales que son gastronómicamente muy apreciados: desde el miso,

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