El próximo 10 de diciembre, Alberto Fernández se convertirá en el primer presidente en ejercicio en Argentina en haber respaldado públicamente la legalización del aborto. El mandatario electo ha anticipado que enviará al Congreso un proyecto destinado a enterrar la legislación actual, que castiga con penas de hasta cuatro años a las mujeres que interrumpen su embarazo, excepto en casos de violación o de riesgo para la gestante.

“Es un problema de salud pública que debemos resolver”, señaló Fernández al hacer el anuncio. El apoyo presidencial ha reavivado las esperanzas entre los partidarios de la legalización. Confían en que permita revertir la derrota legislativa de 2018, cuando el Senado rechazó la iniciativa de la Campaña por el aborto legal, seguro y gratuito que había sido aprobada por la Cámara de Diputados.

«Debemos respetar tanto a la mujer que siente que es un derecho sobre su cuerpo como a la mujer que siente que Dios no le permite hacerlo. Y cuando uno despenaliza y legaliza el aborto no lo hace obligatorio. Por lo tanto, el que sigue teniendo la convicción de que Dios no lo permite que no lo haga. Y respetémoslo. Y respetemos a los otros», declaró Fernández en una entrevista con Página 12. Su postura se desmarca de la de Mauricio Macri, quien habilitó por primera vez el debate parlamentario pero se expresó en contra. 

La Cámara Alta estará a partir del 10 de diciembre presidido por Cristina Fernández de Kirchner, la vicepresidenta electa. Kirchner se opuso al aborto cuando era mandataria (2007-2015) pero en 2018, como senadora, votó a favor de la legalización.

Desde su victoria en las urnas, el pasado 27 de octubre, Fernández ha tenido también otros gestos que reafirman su apoyo al aborto legal, una de las banderas del feminismo argentino. El más claro fue su asistencia a la presentación de Somos Belén, el libro de Ana Correa que reconstruye la historia de una mujer que permaneció 29 meses encarcelada por un aborto espontáneo. Con la charla ya avanzada,

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