Conseguir eliminar un tumor es una excelente noticia para la persona que ha padecido cáncer durante un tiempo. Sin embargo, con ese diagnóstico de que el cáncer ha remitido no termina un proceso post-trauma que resulta mucho más complejo.
Tras haber permanecido centrado fundamentalmente en la evolución positiva de la enfermedad, el paciente se enfrenta ahora a las secuelas psicológicas del proceso. Se produce un cambio de experiencia que, en palabras de la psicooncóloga de MD Anderson Cancer Center de Madrid, Maribel González «necesita su tiempo de asimilación. Finalizado el tratamiento activo y controlada la enfermedad, es normal que el paciente se aleje de aquel papel activo y necesite un espacio psicológico para integrar todo lo que ha supuesto su experiencia vital».
Desafíos que afrontar
El proceso oncológico no finaliza cuando el tumor remite. En ese instante, aunque se trata de un momento de celebración, el paciente debe hacer frente a la siguiente etapa emocional. «El proceso no termina con la propia enfermedad, hay muchas secuelas físicas, psicológicas y emocionales que marcan sus propios tiempos y que en cada caso son diferentes», afirma la experta.
Y continúa explicando que «son personas que lidian con una gran cantidad de desafíos tras superar la enfermedad. En este caso estamos hablando de ansiedad, miedo a la recaída,