Un equipo internacional de científicos ha descubierto cómo los dientes perciben el frío y han señalado los actores moleculares y celulares implicados. Tanto en los ratones como en los humanos, las células dentales llamadas odontoblastos contienen proteínas sensibles al frío que detectan los descensos de temperatura, informan en la revista ‘Science Advances’. Las señales de estas células pueden desencadenar una sacudida de dolor en el cerebro.
El trabajo ofrece una explicación de cómo un antiguo remedio casero alivia el dolor de muelas. El principal ingrediente del aceite de clavo, utilizado desde hace siglos en odontología, contiene una sustancia química que bloquea la proteína «sensor de frío», explica la electrofisióloga Katharina Zimmermann, que dirigió el trabajo en la Universidad Friedrich-Alexander de Erlangen-Nürnberg (Alemania).
El desarrollo de fármacos dirigidos a este sensor de forma aún más específica podría eliminar la sensibilidad dental al frío, afirma Zimmermann. «Una vez que se tiene una molécula a la que dirigirse, existe la posibilidad de un tratamiento», anuncia.
Los dientes se deterioran cuando las películas de bacterias y el ácido corroen el esmalte, la cubierta dura y blanquecina de los dientes. A medida que el esmalte se erosiona, se forman unas fosas llamadas caries. Alrededor de 2.400 millones de personas –un tercio de la población mundial– tienen caries sin tratar en los dientes permanentes,