Las cenas de empresa, las cañas con amigos, las comidas con familiares que han vuelto a casa por Navidad… A estas alturas de diciembre ya nos hemos puesto las botas y aún quedan por llegar los grandes eventos —Nochebuena, Nochevieja y el día de Reyes—. Según los datos del Centro de Investigación sobre Fitoterapia (INFITO) y la Sociedad Española de Dietética y ciencias de la Alimentación (SEDCA), el 38% de los adultos realizamos entre dos y tres comidas extraordinarias durante estas fechas y siete de cada 10 reconocemos excedernos con la comida y la bebida. La primera consecuencia de estas comilonas está clara: engordamos entre uno y dos kilos, pero no es la única. Además, apuntan los datos de INFITO y SEDCA, tres de cada cuatro personas sufren problemas digestivos. Y, más allá de la hinchazón y los gases, el reflujo es de los más comunes y molestos.

Aunque se trata de una dolencia difícil de definir y acotar, apuntan desde la Asociación Española de Gastroenterología, se estima que el reflujo afecta al menos una vez a la semana a un 13,3% de la población mundial de media (en España, a un 9,8%). Cuando comemos, nuestro estómago «produce de forma natural ácido para degradar las moléculas de los alimentos», aclara Magdalena García Arredondo, jefa de Digestivo de la Clínica Santa Elena, durante una comida de Aquilea. El problema es que existen ciertos alimentos que «relajan el esfínter esofágico [la válvula que cierra el paso del esófago hacia el estómago] y permite el paso de ese ácido desde el estómago hacia el esófago», continúa la experta. Y aquí llegan los síntomas: irritación, inflamación y dolor.

Malas noticias, «todo lo rico provoca este tipo de molestias«, asegura la especialista. Hablamos de alimentos como el chocolate, el café, el té, la menta y las comidas ricas en grasas. Dentro de estas últimas, no solo los fritos o ciertas carnes, también otros productos considerados habitualmente como saludables: «El aguacate o el sofrito. Y no por el tomate o la cebolla,

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