Niños que prefieren vivir en la calle antes que dormir hacinados en un centro de protección. Adolescentes recién llegados que pasan una semana sin encontrar un adulto que les hable en su idioma. Jóvenes sumidos en la frustración por ver cómo pasan los días sin hacer nada. España, el país mediterráneo al que llegaron más menores inmigrantes no acompañados en 2018, según Acnur, se ha convertido en tutor accidental de alrededor de 13.000 niños extranjeros y el modelo de acogida, denuncian desde hace meses todo tipo de ONG así como el Comité de Derechos del Niño, falla, de comienzo a fin.

La última organización en sumergirse en la realidad de los niños inmigrantes no acompañados en España ha sido Unicef que acaba de presentar un informe que refleja los resultados de una investigación realizada entre el 20 de septiembre y el 16 de octubre de 2018 en centros de protección y calles de Melilla, Ceuta, Madrid y Andalucía. Unicef constata que a pesar de que España asume el cuidado de esos niños a través políticas de infancia y no de control migratorio, se repiten los casos en los que, una vez dentro del sistema de protección, “las vulnerabilidades no son atendidas sino agudizadas”.

El documento concluye con la exigencia de un Plan Nacional, entre el Estado y las Comunidades autónomas, responsables directas de la tutela de los niños, que asegure coordinación entre autoridades con competencias en la materia, recursos estables y una política de protección homogénea en todo el país. “Una de las evidencias más importantes que emanan de la investigación está en la necesidad de una política integral y coordinada por todos los niveles de gobierno”, asegura Unicef. Esta es una de las cuestiones en las que se puso a trabajar el Ministerio de Sanidad este verano, ante el incremento de llegadas de menores, sin que hasta ahora se hayan hecho públicos sus avances.

Entre los problemas identificados por Unicef destacan la falta de mediadores que conozcan el idioma de los residentes en los centros,

 » Más información en elpais.es