Un grupo de investigadores de la Universidad George Mason, en Virginia (Estados Unidos), ha publicado un estudio en el que logran establecer una relación entre el ritmo con el que caminamos y la calidad del sueño.

Los autores colocaron sensores de movimiento en un grupo de adultos jóvenes y descubrieron que las personas que movían más las caderas al caminar, se encorvaban más o daban pasos irregularmente sincronizados, tenían más probabilidades de dormir mal.

Los investigadores identificaron estos rasgos utilizando tecnología de detección de movimiento e inteligencia artificial para determinar la diferencia entre los dos grupos.

Pero incluso estas diferencias se pueden apreciar en la vida real, dijo Joel Martin, kinesiólogo de la Universidad George Mason, quien dirigió el estudio. «La mayoría de la gente probablemente hace esta caminata diaria y negativa para su sueño sin pensar en ello», dijo.

Cuando alguien tiene falta de sueño, tiende a caminar con menos estabilidad, por ejemplo.

La relación entre los estilos de caminar y la calidad del sueño se ha establecido en personas mayores mediante múltiples investigaciones previas. Pero este es uno de los pocos estudios que analizan este vínculo en adultos jóvenes.

Un estudio anterior realizado por psicólogos de la Academia China de Ciencias encontró un vínculo similar,

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