Aunque normalmente tener una mascota es completamente seguro, sí que es cierto que existen algunos riesgos, por los que es importante cumplir con las indicaciones sanitarias y veterinarias. Así ocurre con la toxoplasmosis, una enfermedad que pueden transmitir los gatos.

¿Qué es la toxoplasmosis?

La toxoplasmosis es la infección por el parásito Toxoplasma gondii. En humanos, puede contraerse principalmente por exposición a las heces de gato infectadas, por comer carne mal cocida o por la transmisión de madre a hijo durante el embarazo.

Normalmente, las personas infectadas por toxoplasmosis no llegan a percibir nada, o en todo caso presentan un caso leve. Sin embargo, en raros casos, normalmente personas con el sistema inmune debilitado o bebés que la adquieren durante la gestación, sí que llega a producir complicaciones graves.

¿Cuáles son sus síntomas?

Así, en las personas que en condiciones normales desarrollan síntomas, estos son similares a los de la gripe (mialgia, fiebre, cefalea e inflamación de los ganglios linfáticos).

No obstante, en personas inmunodeprimidas, la toxoplasmosis llega a provocar síntomas como desorientación, pérdida de coordinación (ataxia), convulsiones, visión borrosa y problemas pulmonares similares a los que ocasiona la tuberculosis; incluso, este cuadro puede degenerar en complicaciones como encefalitis y muerte.

Por su parte, los bebés que nacen con toxoplasmosis congénita pueden mostrar signos como convulsiones,

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