Dice el saber popular que los perros se parecen a sus dueños, pero tal vez sería más exacto decir que los perros son el reflejo de sus dueños. Miles y miles de años juntos, desde sus antepasados lobos a nuestros perros domésticos, han hecho que nuestros amigos caninos sean extraordinariamente sensibles a todo lo que nos sucede. Y la situación a la que estamos sometidos por el actual estado de alerta por coronavirus no es una excepción.

Bastaría preguntar a quienes conviven con mascotas para recopilar gran número de anécdotas que lo avalan. ¿Quién no conoce situaciones de perros que languidecen al pie de la cama cuando alguna enfermedad aqueja a su amo o alguien de la familia, o bien la alegría manifiesta que expresan en su conducta cuando el amo está exultante por una buena noticia? Los perros, y las mascotas en general, son buenos compañeros, por lo que es de esperar que la relación con ellos contribuya a nuestro bienestar.

Amo estresado, perro estresado

¿Pero qué dice la ciencia al respecto? Lina Roth y su equipo de la Universidad de Linköping, en Suecia, tienen en marcha una línea de investigación para averiguar, no solo cómo el estilo de vida de los amos afecta a sus perros, sino también los problemas de salud que ambos comparten.

En un estudio publicado recientemente, la profesora Roth y sus colegas analizaron el estrés de los perros y sus propietarios en dos períodos de tiempo diferentes, verano e invierno.

Los análisis de los niveles de cortisol, sustancia relacionada con el estrés, juntamente con test psicológicos a amos y perros (en este caso rellenado por los primeros) mostraron que las personalidades de los perros no se relacionaban con sus propios niveles de cortisol. Sin embargo, sí que lo hacían con los amos que presentaban rasgos que potencian el estrés.

Dicho de otra manera, los perros con amos que mostraban rasgos de personalidad que potenciaban el estrés desarrollaban también altos niveles de estrés a largo plazo.

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