Según datos que recoge la Sociedad Andaluza de Patología Digestiva la intolerancia a la fructosa presenta una prevalencia del 40-60%. A menudo, está infradiagnosticada debido a que su sintomatología, como hinchazón, diarrea, cólicos, son muy similares con otras patologías digestivas. Sin embargo, este es un trastorno provocado por la malabsorción en el organismo de este azúcar que por lo general está presente en muchas frutas. Una vez el diagnóstico está claro, los pacientes se encuentran ante la incertidumbre de cómo adaptar su dieta, en la que deben apostar por alimentos de baja fructosa.

Así se produce la intolerancia a la fructosa

Como se comenta, se habla de intolerancia a la fructosa cuando el organismo, concretamente el intestino delgado, no absorbe este tipo de azúcar. Esto provoca que la fructosa, por tanto, pase al colon y las bacterias empiecen una fermentación que más tarde dará lugar a molestos síntomas. Así pues, los signos que indican que anda algo mal en tu aparato digestivo son los gases, la inflamación abdominal, incluso diarrea y vómitos tras ingerir alimentos ricos en este azúcar.

Muchas de estas molestias se producen casi inmediatamente después de ingerir frutas. Es por ello que, una de las primeras soluciones al problema es la de limitar el consumo de estas o,

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