Desde hace un tiempo se viene conociendo como chemsex al consumo de drogas en el contexto de las relaciones sexuales, una práctica que sobre la que ha aumentado la conciencia en España en los últimos años. Pues bien, el slamsex o slamming es una variante del mismo concepto, sólo que referido a la administración intravenosa de las drogas empleadas.
¿Qué es el slamsex?
Tal y como explica Alberto Vargas Guerrero, director y docente del Máster universitario en Psicología General Sanitaria de la Universidad Europea de Canarias, en un artículo publicado en el medio divulgativo The Conversation, en el caso del slamming se conjugan tres elementos: un contexto sexual, uso de drogas psicoestimulantes (normalmente metanfetamina o mefedrona) y administración por inyección. Con este método, los usuarios buscan unos efectos subjetivos más rápidos e intensos.
Este tipo de prácticas son normalmente difíciles de detectar y estudiar de manera objetiva, a pesar de lo cual sí que existen estudios específicos sobre el slamsex y sus efectos y consecuencias sobre las personas que lo practican. Por ejemplo, un trabajo publicado en PLOS ONE, explica que el slamming provoca euforia, desinhibición en la conducta sexual, sentimientos de conexión entre los participantes y una prolongación de las sesiones de sexo.