Especialmente frecuentes en la población entre los 30 y los 50 años de edad, los trastornos digestivos funcionales cursan con dolor abdominal, flatulencia e hinchazón y, en la mayoría de los casos, resultan difíciles de diagnosticar puesto que sus síntomas son variados y dispersos.

Los efectos de estos trastornos (digestiones pesadas, náuseas, vómitos, dolor abdominal, estreñimiento, hinchazón, diarrea) afectan directamente a la calidad de vida de quienes los padecen, e impactan en su entorno familiar, social y laboral.

Hablamos con el doctor Enrique Rey, docente y vicedecano de Relaciones Institucionales de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid, para saber un poco más sobre los dos trastornos digestivos funcionales más comunes (dispepsia y Síndrome de Intestino Irritable), y no confundirlos con ‘males mayores’.

Desencadenantes de los trastornos digestivos funcionales

«El tubo digestivo está finamente regulado y hay dos grandes problemas que pueden suceder en su tránsito. Por un lado, que haya una alteración de las respuestas motoras, que significa que el intestino se mueve de una manera no natural, o no como debería… y por otro que esa sensibilidad que tiene que regularlo todo esté elevada y lo ‘notemos’ cuando no debería causarnos molestias».

¿Por qué se producen estas alteraciones ‘leves’

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