La menopausia es un momento de cambios fisiológicos y psicológicos para mujer, y las dudas y preguntas que surgen naturalmente se pueden ver acrecentadas por los mitos y tabúes que la rodean.

Precisamente, muchas de estas incertidumbres y creencias se mueven en torno a los cambios que la menopausia puede provocar en la vida sexual, algo a lo que contribuye el papel meramente reproductivo que muchas culturas han asignado a la sexualidad de la mujer durante milenios.

La menopausia no es (o no debe ser), ni mucho menos, el fin de la vida sexual de una mujer. Esta creencia infundada que algunas personas pueden mantener partiría de los tabúes que envuelven la sexualidad en la madurez, la sobreestimación de algunas de las molestias físicas que puede traer el climaterio (el tiempo inmediatamente anterior y posterior a la menopausia) y, como señalábamos, la identificación errónea entre sexualidad femenina y función reproductiva.

Sí que es cierto que el climaterio, por los cambios hormonales que trae asociados, puede provocar una disminución de la libido y algunos cambios fisiológicos que pueden suponer un obstáculo para la práctica sexual. Pero ni es habitual que el apetito sexual desaparezca por completo ni estas molestias son insalvables.

De entre estos síntomas fisiológicos (que incluyen también sofocos, fatiga y problemas urinarios) quizás el que mayor impacto puede tener es la sequedad vaginal,

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