El embarazo es un momento bastante delicado para la salud de la mujer y, aunque afortunadamente la medicina moderna logra que cada día los riesgos sean menores, siempre existe la posibilidad de que aparezcan complicaciones. Una instancia poco frecuente son las enfermedades trofoblásticas, como el embarazo molar.

Las enfermedades trofoblásticas reciben su nombre del trofoblasto, que es un tipo de tejido que aparece en las primeras fases del embarazo y que posteriormente se convertirá en la placenta. Así, las enfermedades trofoblásticas son aquellas que se caracterizan por una proliferación de este tejido.

En la mayoría de casos, las enfermedades trofoblásticas no se consideran tumores, pero hay excepciones como el coriocarcinoma (cáncer de placenta) que pueden derivar en malignas, llegando incluso a desembocar en metástasis de mal pronóstico.

Las probabilidades de sufrir estas enfermedades, aunque son en general como decimos poco frecuentes, se incrementan con la edad, siendo notablemente mayores pasados los 40 años. Igualmente, los antecedentes personales y familiares son también factores significativos de riesgo.

La más común de estas enfermedades es el embarazo molar, que consiste en un crecimiento del tejido trofoblástico hinchado y con quistes (aunque puede aparecer en combinación con tejido trofoblástico normal) y en el que no hay feto o, si lo hay, no hay posibilidades de que sobreviva.

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