Los seres humanos vivimos en sociedad y, por esta circunstancia, estamos condicionados en la mayoría de los casos al grupo. Sin embargo, buscar de forma permanente y obsesiva la validación de los demás a nuestros actos es un ejercicio poco recomendable desde el punto de vista de la salud mental.

La razón es fácil de entender: en el momento en el que dejamos nuestra autoestima en manos ajenas, estamos perdiendo la capacidad de decidir por nosotros mismos, y de sentirnos contentos con nuestras decisiones. Buscar el aplauso del otro enturbia nuestra confianza en nosotros mismos, y va formando un bucle del que resulta cada vez más difícil salir.

Con la ayuda de la psicóloga Fátima Castaño, de MD Anderson Cancer Center Madrid, vamos a descubrir qué es eso de la validación externa, por qué la necesitamos (o creemos necesitarla) y de qué manera podemos recuperar nuestra maltrecha autoestima.

La aprobación externa, un arma de doble filo

«La validación externa se refiere a la necesidad o deseo que muchas personas tienen de percibir aprobación por parte de las personas que les rodean. Esta circunstancia, muchas veces inconsciente, tiene que ver con la percepción de sentirnos aceptados, incluidos en el grupo, validados y reconocidos», comienza explicando la psicóloga.

Buscar sentirnos miembros del grupo es un sentimiento muy humano y comprensible,

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