Perder peso no es un proceso sencillo ya que intervienen procesos metabólicos que están al margen de las soluciones externas. En dichos procesos impactan las hormonas y una de ellas, denominada grelina, es objeto de investigación en los últimos años dado su importante papel en la regulación del comportamiento alimentario. Información esencial teniendo en cuenta las cifras más recientes sobre la obesidad en España: en 2035, el 37% de la población adulta será obesa.
El trabajo científico que se ha desarrollado en los últimos años ha desembocado que a esta hormona peptídica (formada por la unión de varios aminoácidos que contienen uno o más grupos peptídicos) que segrega el estómago se la conozca ya coloquialmente como la hormona del hambre.
Ensayos clínicos en animales y humanos han constatado que su rol es clave en la regulación del comportamiento alimentario: estimula el apetito y por tanto influye en el balance energético y, como consecuencia, en el peso corporal. De esta forma, personas con obesidad que logren perder peso pueden sufrir una especie de efecto rebote en una fase siguiente debido a que se desencadena un aumento de la función de esta hormona.
En los últimos años se han producido diversos hallazgos científicos en el objetivo de controlar la acción de la grelina activando,