La dieta FODMAP -o, mejor dicho, baja en FODMAP- es un acrónimo en inglés de las palabras Fermentable, Oligosacáridos, Disacáridos, Monosacáridos y Polioles. Se trata de una dieta bastante restrictiva que consiste en eliminar los alimentos ricos en estas sustancias. Al tratarse de una dieta terapéutica y bastante restrictiva, nunca debe hacerse sin la supervisión de un dietista-nutricionista ni sin ser prescrita por un especialista.

El fin último de esta dieta es mejorar los síntomas digestivos del Síndrome de Intestino Irritable (SII), un trastorno digestivo bastante común cuyos síntomas se calcula que afecta en algún momento de la vida a entre el 10 y el 20% de la población, aunque sólo el 15% de estos acudirá al médico porque lo padece de forma crónica. Sus síntomas más habituales, y los que se quieren reducir con una dieta baja en FODMAP, son gases, hinchazón, dolor abdominal e incluso diarrea. También se cree que puede ser útil en caso de colitis ulcerosa, enfermedad de Crohn u otras molestias intestinales, siempre que se hayan descartado intolerancias e intolerancias.

La dieta baja en FODMAP excluye determinados alimentos de la dieta porque son ricos en unas sustancias que pueden pasar directamente al colon sin ser absorbidos en el intestino delgado. Estas sustancias se convierten, en el intestino grueso, en sustrato para las bacterias, incrementando el contenido de agua y el gas producido por la fermentación y provocando así los síntomas arriba descritos.

A grandes rasgos, porque la lista es muy larga, estos son los alimentos más comunes que habría que evitar en una dieta baja en FODMAP:

La lista de los alimentos a evitar es amplia e incluye alimentos muy habituales en la dieta, como los cereales, pero, por su bajo contenido en FODMAP, todavía hay una gran cantidad que alimentos recomendados en esta dieta. Estos son algunos de ellos.

Debido a que es una dieta muy restrictiva y que puede provocar carencias nutricionales (como de calcio, vitamina D o de fibra) si no se lleva a cabo adecuadamente, siempre debe hacerse bajo prescripción médica, cuando otras recomendaciones alimentarias no hayan funcionado y bajo la supervisión de un nutricionista.

Además, este tratamiento dietético, ha de llevarse a cabo en dos fases:

•En la primera, que durará entre 4 y 8 semanas, se llevará a cabo una restricción severa.

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