Subida del nivel del mar, fenómenos meteorológicos extremos, sequías, inundaciones, extinción de especies… El cambio climático amenaza el planeta y sus efectos son omnipresentes. Tampoco las enfermedades escapan a su influencia y, entre ellas, la legionela ha experimentado un repunte significativo en España y Europa en los últimos años.

El aumento de las temperaturas y de las fuertes lluvias producidas por el cambio climático son, advierte la Asociación Nacional de Empresas de Sanidad Ambiental (Anecpla), uno de los factores que ha propiciado una mayor incidencia de la legionela, que ha dejado cifras «alarmantes». En 2018 se registraron en Europa un total de 11.343 casos, un 57% más de los documentados en 2007, según datos del European Center for Desease Control (ECDC).

En España, el incremento del número de casos es también elocuente. En 2018, el ECDC detectó 1.513 casos, algo más del doble de los registrados en 2011. Con esta cifra, España se convirtió en el segundo país más afectado por la legionela en términos porcentuales, solo por detrás de Italia.

«Impacta observar el repunte de los casos registrados en los últimos años, hasta el punto de alcanzar cotas que no se habían alcanzado nunca con anterioridad«, recalca Navalón, que incide en la necesidad de «reforzar los planes de control ante esta nueva situación». Asimismo, advierte de que estas cifras del ECDC pueden verse afectadas por una mejora en los reportes de los casos.

Ya en 2015, la Organización Mundial de la Salud (OMS) evidenció una relación directa con el cambio climático, que también señaló que los periodos de lluvias parecen estar igualmente relacionados.

Desde que en 1976 la legionelosis fue descrita por primera vez después de un brote epidémico de neumonía entre miembros de la Legión americana en Filadelfia, esta enfermedad ha presentado ciertas dificultades para su caracterización, explica Navalón. No está claro, por ejemplo, a qué obedece la diferente incidencia por sexos o por qué algunas cepas son más virulentas.

La legionelosis afecta más a hombres que a mujeres, y a personas de edad avanzada más que a jóvenes. De hecho, más del 80% de los casos registrados en España en 2018 se dieron en ciudadanos de más de 45 años, y casi la mitad del total de los enfermos tenían más 65.

Esta especial incidencia entre las personas de más edad responde, probablemente,

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