La cirrosis es una de las complicaciones graves más asociadas al alcoholismo, y un recuerdo de por qué es importante moderar nuestro consumo de esta sustancia. Sin embargo, es importante recordar que también puede sobrevenir por diversas circunstancias.

¿Qué es la cirrosis hepática? ¿Cuáles son sus causas?

La cirrosis es en realidad una etapa tardía de la fibrosis del hígado (cicatrización) como resultado de varias enfermedades hepáticas, como pueden ser la hepatitis alcohólica o algunas hepatitis víricas.

Se trata de un problema difícilmente reversible y a menudo mortal, si bien la detección a tiempo puede permitir frenar su avance.

La causa más frecuente es el abuso crónico de alcohol, en grandes cantidades y durante periodos prolongados de tiempo. Con todo, también puede ser resultado de otras patologías como la esteatosis hepática (enfermedad del hígado graso no alcohólica), la hemocromatosis, la fibrosis quística, la enfermedad de Wilson, malformaciones de las vías biliares, síndrome de Alagille, galactosemia, hepatitis autoinmune, enfermedades hepáticas infecciosas o el uso de ciertos medicamentos.

¿Cuáles son sus síntomas?

Uno de los grandes problemas de la cirrosis es que a menudo no produce síntomas hasta los estadios más avanzados de la enfermedad, en los que ya se han producido daños importantes e irreversibles.

En los casos en los que hay sintomatología,

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