La primera vez que se habló de autofagia fue cuando el bioquímico de origen belga, Christian de Duve, acuñó el término en la década de los años 60. Deriva del griego de las palabras ‘auto’, que significa yo, y ‘phagein’, que quiere decir comer.
De tal manera, la autofagia quiere decir ‘comerse a sí mismo’, un concepto que surgió cuando los investigadores comprobaron por primera vez que la célula era capaz de destruir su propio contenido encerrándolo en unas membranas «formando vesículas en forma de saco que se transportaban a un compartimento llamado lisosoma por degradación».
En la década de 1990 comenzó la investigación contemporánea y uno de los investigadores principales, Yoshinori Ohsumi, recibió el Premio Nobel de Medicina en 2016 «por sus descubrimientos sobre los mecanismos de la autofagia», explicaban en el comunicado los responsables de estos premios.
A mediados de la década de 1950, los investigadores comprobaron como un nuevo compartimento celular del organismo, denominado lisosoma, funcionaba para degradar los componentes celulares. El científico Christian de Duve fue galardonado con el Premio Nobel de Medicina en 1974 por el descubrimiento del lisosoma.
Tras una serie de investigaciones en los años 90, japonés Yoshinori Ohsumi utilizó levadura para identificar los genes esenciales para el proceso de autofagia.