Silicon Valley es conocido en el mundo como la cuna del desarrollo tecnológico mundial, donde nacen las ideas más brillantes e innovadoras del mundo digital. Sin embargo, a menudo también es el lugar desde donde se extienden las ideas y prácticas ‘saludables’ más excéntricas y pseudocientíficas. Es el caso del consumo de agua cruda, el ayuno intermitente o lo que llaman el ‘ayuno de dopamina’, que consiste, a grandes rasgos, en ‘ayunar’ o alejarnos durante un tiempo de determinadas actividades placenteras, como comer determinadas cosas, el alcohol, el sexo, etc., para ‘reiniciar’ nuestro cerebro y que este sea más productivo.

Rafael San Román, psicólogo de la aplicación ifeel, nos da su punto de vista sobre una práctica que también se está poniendo de moda en nuestro país.

Según su precursor, el psicólogo e inversor tecnológico Cameron Sepah, el ‘ayuno de dopamina’ (dopamine fasting, en inglés) se basa en la premisa de que estamos tan sobreestimulados que segregamos más dopamina de la recomendable. Esto hace que nos volvamos tolerantes a sus efectos y que nuestro cerebro se sature y sea menos productivo. Por tanto, si eliminamos las actividades que nos hacen producir esta dopamina, nuestros niveles caerán.

Estas actividades son, sobre todo, las que nos producen placer, “lo que dicen los seguidores de esta práctica es que viene bien al organismo, cada X tiempo, someterse a lo que ellos llaman un ‘ayuno de dopamina’, es decir, restringir al máximo las actividades que proporcionan placer o satisfacción, como usar las tecnologías, las relaciones sociales, el sexo, la comida… para que el cerebro frene su producción de dopamina. Una vez concluido el periodo de ‘ayuno’, mi cerebro volverá a segregar dopamina y a responder a los estímulos a las que ya no respondía porque se había acostumbrado a ellos”, asegura San Román.

Desde luego, según afirma Rafael San Román, no como aseguran los seguidores del método, pues “los niveles de dopamina no son controlables tan deliberadamente por la persona, porque el cerebro funciona al margen de lo que hagamos. Además, la dopamina no tiene una única función ni se segrega solo ante una estimulación positiva”.

Y es que, la dopamina no es ni mucho menos, una sustancia perjudicial para el organismo, pues entre sus funciones, además de estimular el deseo de placer, están funciones motoras, de la memoria,

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