Una gran parte de la península ha vivido estos últimos días una importante ola de calor con temperaturas máximas de hasta 42 grados. Se trata de un fenómeno que, según han constatado innumerables científicos, es cada vez más frecuente en España a causa del cambio climático.

Además, en este caso la situación se vuelve más sangrante por los altos precios que ha alcanzado la factura de la luz (esta semana alcanzó su máximo histórico) tras la reforma hacia el modelo de tramos horarios, unos costes que alejan la climatización de la vivienda del alcance de muchas personas.

Ante olas de calor como esta, es muy importante protegerse de las temperaturas extremas, especialmente colectivos vulnerables como personas con enfermedades crónicas, niños o personas mayores, ya que pueden ocasionar daños muy severos a nuestra salud o incluso pueden costarnos la vida.

Por ejemplo, la exposición durante cierto tiempo (dependiendo del perfil y el estado general de la persona) a altas temperaturas (entre 32 y 40 grados aproximadamente y dependiendo de la humedad ambiental) puede empezar por provocar síntomas leves y temporales como náusea, mareo, fatiga, cefalea y sudoración profusa. Si la exposición continúa o las temperaturas son más elevadas (entre 40 y 54 grados) se puede sufrir agotamiento por calor, un cuadro caracterizado por una sensación de debilidad,

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