Con la llegada del verano y las altas temperaturas, que en algunos puntos de España pueden superar los 40 °C durante el verano, muchas personas experimentan una disminución en su apetito. Este fenómeno, aunque común, puede generar dudas sobre sus consecuencias para la salud.

Marisa Burgos, dietista y nutricionista de la Clínica Alimmenta, explica los principales factores detrás de esta pérdida de apetito estival. Según la experta, el calor provoca que el cuerpo requiera menos energía para regular su temperatura, lo que se traduce en una menor necesidad de alimentos. Además, el aumento en la ingesta de líquidos debido a la sudoración llena el estómago y reduce las señales de hambre enviadas al cerebro. Los cambios en la rutina durante las vacaciones, con más tiempo al aire libre y lejos de la nevera, también contribuyen a todo esto.

Sin embargo, la nutricionista advierte que volver de las vacaciones con algunos kilos de más es una situación frecuente. Esto se debe principalmente al aumento en el consumo de calorías líquidas a través de bebidas como cervezas, sangrías y refrescos, así como a las porciones más grandes y con mayor grasa que suelen servirse en restaurantes.

Además, también mejora la sinterización de de la vitamina D, lo cual es necesario para mejorar la densidad ósea y regular el funcionamiento hormonal.

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