Las personas que consumen alcohol conocerán la sensación de despertarse después de una noche de beber con un malestar generalizado fácilmente identificable. Es la famosa resaca.

Y, aunque la mejor manera de evitarla es, obviamente, abstenerse del consumo de alcohol, lo hecho hecho está y una vez que ya la padecemos podemos querer echar mano del botiquín para paliar algunos de sus síntomas más desagradables, como el dolor de cabeza.

Allí hay un viejo conocido que todos asociamos a la cefalea pero que, en este caso, deberemos evitar. Se trata del paracetamol, y no hay que consumirlo para la resaca, tras haber bebido o cuando se piense hacerlo.

El paracetamol es un medicamento analgésico (alivia el dolor) y antipirético (baja la fiebre) de uso común, y es seguro respetando las dosis apropiadas. No obstante, como ocurre con muchos fármacos, puede interactuar con otras sustancias que se encuentren en nuestro organismo, llegando a causar efectos nocivos.

Esto es lo que sucede cuando se combina con el alcohol. Y ocurre porque ambas sustancias se metabolizan (es decir, se transforma en una molécula más fácil de eliminar del organismo) en el hígado, y ambas en parte (en cada caso intervienen también otras) mediante una enzima llamada CYP2E1.

Normalmente, cuando se consume solo una de ellas,

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