Muchas personas se despiertan de un sueño profundo con la alarma que, por desgracia, indica el comienzo de un nuevo día de trabajo. Muchos otros, en cambio, se despiertan inexplicablemente antes de que eso suceda, y no les queda más que esperar a que suene para tener, ya sí, que levantarse de la cama.

Una forma menos conocida de insomnio

Varios estudios, resumidos en una revisión recogida por los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos, han estimado que en todo el mundo entre un 10% y un 30% de los adultos padece insomnio, que consiste tanto en la dificultad para conciliar el sueño al introducirse en la cama como en la dificultad para recuperarlo tras despertar durante la noche.

De hecho, muchas personas con insomnio, según documenta un estudio del Centro de Investigación Epidemiológica del Sueño de la Universidad de Stanford, sufren el insomnio en la forma de despertares tempranos, e incluso sin presentar otros síntomas como sueño de mala calidad o dificultad para iniciar el sueño.

En muchos casos, el insomnio nace de una circunstancia vital estresante, como un trauma, problemas laborales, económicos o relacionales. A menudo, las personas que padecen insomnio rumian los pensamientos relacionados con estas circunstancias en los momentos en los que deberían estar dormidos.

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