¿Alguna vez has notado que, tanto en los momentos más tristes como en los más felices, las lágrimas humedecen tus ojos? Es curioso cómo nuestro cuerpo responde de la misma manera ante emociones tan diferentes. Vamos a descubrir juntos por qué ocurre esto y, de paso, entender un poco más sobre la naturaleza y función de las lágrimas.

Solo para tus ojos

Las lágrimas son mucho más que agua salada. Producidas por las glándulas lagrimales, que se ubican justo encima de cada ojo, cumplen una función tan importante como la lubricación que mantiene la superficie ocular húmeda, algo vital para que experimentemos una visión clara y cómoda.

Y por si eso fuera poco, también eliminan partículas de polvo, suciedad y microorganismos que pueden dañarnos los ojos y proporcionan oxígeno y nutrientes a la córnea, la capa transparente frontal de nuestro órgano de visión.

Aparentemente, todas parecen iguales, pero existen tres tipos principales:

Lágrimas basales: Son las que producen constantemente nuestras glándulas para mantener los ojos lubricados y protegidos.

Lágrimas reflejas: Se producen en respuesta a irritantes externos, como el humo, el viento o cuando cortamos cebolla. Su objetivo es eliminar esas sustancias molestas del ojo.

Lágrimas emocionales: Son las que aparecen cuando experimentamos intensamente tristeza,

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