Enfrentarse a un pinchazo es una escena de pánico para niños y también para muchos adultos, llegando incluso a causar auténticas fobias. Más allá de analíticas de sangre, el calendario vacunal obliga a pasar por un momento que puede que esté más lejos de evitarse de lo que pensamos. Así lo ha planteado un equipo de la Universidad de Stanford a través de un ensayo que por ahora han hecho en ratones. La clave está unas bacterias alojadas en la piel. Su hallazgo acaba de publicarse en Nature.
Se trata de una descubrimiento que no solo se traduciría en ahorrarse el pinchazo sino también evitar ciertas reacciones que ocurren tras las profilaxis, como fiebre, dolor o hinchazón. Así lo ha comprobado este equipo científico al domesticar una especie bacteriana presente en la dermis de los humanos, Staphylococcus epidermidis, que abre la puerta a la aplicación de una vacuna en forma de crema, de uso tópico.
Una vez probado que funciona en ratones, ahora el objetivo científico es probar el hallazgo en monos, tal y como ha asegurado Michael Fischbach, profesor de Bioingeniería y uno de los responsables del estudio. La siguiente etapa sería llevarlo a un ensayo con humanos. «Creemos que esto funcionará para virus,