A medida que pasa el tiempo y la relación crece, a muchas parejas les sucede que comienzan a tener sexo con cada vez menos frecuencia. Se trata de un hecho que puede resultar frustrante y estresante para ambas partes, pero lo cierto es que es algo normal y que, afortunadamente, tiene solución.

¿Por qué la vida sexual se resiente?

En la sociedad capitalista, ultracompetitiva y cada día más precaria que habitamos, las largas jornadas laborales, el tiempo perdido en desplazamientos, las tareas del hogar y el cuidado de los niños (si los hay) pueden llevar a que dispongamos de poco tiempo libre para compartir con la pareja. A menudo, además, en ese poco tiempo ambos miembros pueden estar física y mentalmente muy cansados.

Al mismo tiempo, no es raro que las parejas de larga duración entren en dinámicas en las que el sexo se vuelve mecánico y predecible. Y es que es normal que cuando dos personas encuentran una manera de mantener relaciones que les satisface particularmente la reproduzcan una y otra vez, hasta casi aburrirse. La falta de novedad, en este sentido, puede ser el peor enemigo del deseo sexual.

¿Qué se puede hacer?

Por una parte, hay que tener en cuenta que las relaciones sexuales en pareja requieren tiempo y privacidad.

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