Cuando hablamos de los parásitos de los niños, lo primero que se nos viene a la cabeza son los piojos y las lombrices, algo normal, pues según cuenta la doctora Victoria de la Rua, pediatra y editora de la web EnFamilia, de la Asociación Española de Pediatría (AEP), “aunque no se sabe con qué incidencia, los parásitos más comunes entre los niños en España son los oxiuros (también conocidos como lombrices) y los piojos”.

Por suerte, sus infecciones, aunque molestas, no representan un peligro serio para la salud, pero sí lo pueden ser otros parásitos menos conocidos, “existen muchísimos más parásitos a nivel mundial, como el productor de la sarna, parásitos intestinales como Giardia o Amebiasis o incluso los productores de enfermedades graves como la malaria o la enfermedad de Chagas”, nos cuenta. Estos son algunos de ellos.

La sarna es una enfermedad producida por el parásito Sarcoptes scabiei, un ácaro o minúscula araña que infecta el interior de la capa más superficial de la piel y vive y se reproduce en ella. Los síntomas que produce son:

La sarna es muy contagiosa y no tiene que ver con la falta de higiene, por lo que es común que se infecte toda la familia, sobre todo si duermen juntos. Se contagia por el contacto piel por piel o a través de los textiles: sábanas, toallas, ropa… El periodo de incubación es de una a tres semanas.

El tratamiento consiste en aplicar una crema escabicida (que mata al ácaro) por todo el cuerpo, tanto al afectado como a todos los miembros de la familia, y algún tratamiento para calmar los síntomas de picor e inflamación, que pueden durar hasta un mes después de terminar con la infección. También es aconsejable lavar todos los textiles con agua caliente y aspirar la casa.

Según la AEP, es la infección por parásitos intestinales más frecuente en el mundo (en España son los oxiuros), y es muy común en las áreas con poca higiene y aguas contaminadas. La provoca un parásito llamado Giardia intestinalis, un organismo muy pequeño que suele estar presente en el agua o los alimentos que tomamos, aunque también puede contagiarse de persona a persona. Al consumir agua o comida contaminadas con las formas jóvenes del parásito -los quistes-, estos llegan al intestino y,

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