Alrededor de la mitad de las mujeres tiene lo que se conoce como mamas densas, es decir, que sus senos tienen una mayor proporción de tejido mamario que graso. Esto puede tener algunas implicaciones, como unas mamas más fluctuantes y dolorosas, pero también algunos riesgos que implican que deban hacerse revisiones más frecuentemente. Veamos por qué.

¿Qué significa tener las mamas densas?

Al hacerse una mamografía, las imágenes desvelan cómo está compuesta la mama por dentro, y la proporción que existe entre los distintos tejidos que la forman, que son: glandular (las glándulas o lóbulos y los conductos que transportan la leche), fibroso (el que sostiene el tejido de las glándulas) y adiposo (la grasa que llena el espacio entre el tejido fibroso, los lóbulos y los conductos). Cuando la proporción de tejido fibroglandular (glandular y fibrosos) supera al graso, se dice que las mamas son densas.

En función de la densidad de las mamas, se clasifican en:

•Tipo A: Las mamas tienen casi en su totalidad tejido graso, algo que le ocurre al 10% de las mujeres.

•Tipo B: Unas pocas áreas de tejido denso están dispersas por todas las mamas. Alrededor de un 40% tienen este tipo de mama.

•Tipo C: Las mamas son uniformemente densas, algo que le pasa al 40 % de las mujeres.

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