El café es uno de los alimentos que más habitualmente está en la diana científica y, por consiguiente, en los titulares de los medios. En ocasiones se le demoniza y en otras se le venera, aunque lo cierto es que en el impacto de su consumo es complejo y es importante valorar las circunstancias y patologías de cada persona. En España, cada habitante consume más de 500 tazas al año de esta bebida, por lo que es interesante saber si es realmente un plus para una dieta saludable.
Aunque su componente estrella es la cafeína, el café cuenta con micronutrientes diversos con propiedades antioxidantes y antiinflamatorias, como indican desde la Sociedad Española de Diabetes (SED). Son sin embargo, los mismos elementos que diversos estudios relacionaron en su día con mayor riesgo de enfermedad cardiovascular e hipertensión.
Diabetes tipo 2
Desde la SED indican que el consumo habitual de café reduce el riesgo de desarrollar este tipo de diabetes y que cuanto más café se tome, mayor protección se obtiene. Huelga decir que esta ecuación, que invitaría a tomar más cantidad, debe estar reñida con un consumo razonable y siempre teniendo en cuenta posibles condicionantes (hipertensión, enfermedad cardiovascular, insomnio…). Por otro lado, esta propiedad entra en relación con su efecto sobre la pérdida de peso: esta bebida se considera saciante y además aumenta el gasto energético del organismo al incrementarse el metabolismo basal.