En los últimos tiempos, la dieta keto o dieta cetogénica ha logrado fieles seguidores que no han hecho más que acrecentar su popularidad como una de las mejores opciones para perder peso. ¿El secreto de su éxito? Pues que promete adelgazar comiendo alimentos ricos en grasas que en otras dietas están restringidos o directamente prohibidos: beicon, queso, mantequilla, carne roja, hamburguesas sin pan…

Por el contrario, los hidratos de carbono se reducen al máximo. Para entenderlo mejor, en este plan nutricional se restringe la ingesta de hidratos de carbono al 10% (en una dieta normal estos suponen, más o menos, un 40%) y se aumenta ligeramente el aporte de grasas y proteínas.

¿Cómo actúa esta dieta? Cuando el cuerpo no tiene reservas de hidratos de carbono, debe tirar de las grasas como combustible para obtener energía y estas grasas se convierten en lo que se denominan cuerpos cetónicos (que le dan su nombre). “Se consigue que el cuerpo entre en cetosis, un estado metabólico en el que cuando no hay suficiente cantidad de glucosa en la sangre, el cuerpo utiliza las grasas y proteínas para conseguir esa glucosa y producir energía, lo que conllevaría a la tan ansiada pérdida de grasa”, nos explica la doctora Marisa Navarro, autora del libro La alimentación emocional.

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