“Toda vida vale”. “Salvemos las dos vidas”. “Jesús es el camino”. Estos lemas podían leerse entre los cientos de miles de personas que el pasado 4 de agosto ocuparon la avenida más ancha de Buenos Aires, la 9 de Julio, para manifestarse en contra de la despenalización del aborto. Ese acto multitudinario estuvo organizado por las iglesias evangélicas y aumentó la visibilidad de esta religión con la que se identifica al menos uno de cada diez argentinos.
Los evangélicos rechazan que la legalización del aborto vuelva a ser, por segundo año consecutivo, una de las consignas de la movilización convocada para este 8 de marzo en Argentina. Aliados a la Iglesia católica, presionan para bloquear el avance de la agenda feminista. Tienen una creciente influencia política, pero están lejos de ser determinantes, como en la vecina Brasil.
“Jesús fue el que puso en alto a la mujer. Los cristianos somos defensores del rol de la mujer, es la hermosura que hizo Dios y atacarla es alevoso, pero no hay que confundirlo con la ideología de género o de carácter político. El año pasado las mujeres usaron el Día internacional de la mujer para movilizarse a favor del aborto y eso no es correcto. Nosotros creemos en la igualdad de salario, de trato con el hombre y estamos en contra del abuso, pero a favor del aborto no”, dice Rubén Proietti, presidente de la Alianza cristiana de Iglesias evangélicas de Argentina (ACIERA).
Esta alianza, que reúne más de 15.000 iglesias evangélicas en el país, celebrará su propio Día internacional de la mujer el 15 de marzo. “Vamos a reconocer a mujeres que hacen bien al prójimo, que luchan, que hacen bien a la vida. A veces nos ponen como si fuéramos antifeministas, pero vayamos a la Biblia y veremos que ahí se reconoce a la mujer”, continúa Proietti sobre el acto que celebrarán la próxima semana.
En 2008, cuando se realizó la primera Encuesta sobre creencias y actitudes religiosas en Argentina,