Con la curva de nuevos contagios volviendo a subir en lo que ya se considera la tercera ola de la pandemia en España, el foco vuelve a estar puesto en la forma en la que se transmite el coronavirus y los medios más efectivos para evitarlo.

Un estudio publicado la semana pasada en Estados Unidos confirmó el papel fundamental que tienen los asintomáticos y los presintomáticos –aquellos contagiados que aún no han desarrollado síntomas, pero lo harán en los días posteriores– en la difusión de la COVID-19.

«Aproximadamente, el 59% de todos los contagios se producen por transmisión asintomática: un 35% por pacientes presintomáticos y un 24% de pacientes que nunca desarrollaron síntomas», concluye el estudio elaborado por científicos del Centro de Prevención y Control de Enfermedades de Estados Unidos y publicado en la revista científica JAMA Network Open el 7 de enero.

El papel de los asintomáticos en la transmisión ha ido propocionalmente en aumento desde el inicio de la pandemia, gracias a la mejora en el diagnóstico, el rastreo de casos y la concienciación social que ha reducido notablemente los casos de pacientes con síntomas que contagian a otras personas.

«A medida que nosotros mejoramos la trazabilidad a raíz del diagnóstico precoz lo que pasa es que los casos sintomáticos contagian menos,

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