La enfermedad comúnmente conocida como la gota es una manera común de artritis que puede sufrir cualquier tipo de persona. Esta dolencia forma cristales de una sal de ácido úrico en los tejidos que provoca dolor constante e inflamación brusca e intensa en las articulaciones día tras día.

Siendo una afección que puede sufrirla todo el mundo, los hombres de entre 30 y 40 años son los más propensos a padecerla, así como las mujeres a partir de la menopausia. Pese a que sus síntomas son relativamente conocidos por la población, muchos ignoran que la gota puede relacionarse con otras enfermedades, componiendo así el síndrome metabólico.

“Esto provoca un incremento del riesgo cardiovascular y, por tanto, hay que darle el mismo valor que a tener el colesterol alto en la sangre”, explica la reumatóloga del Hospital Quirónsalud Infanta Luisa de Sevilla, la Doctora Lola F. F. Bursón.

“Hay que darle el mismo valor que a tener el colesterol alto en sangre”

“La duración de los ataques suele ser de varios días, normalmente en torno a una semana, siendo la base del dedo gordo del pie, el empeine, el tobillo y la rodilla las articulaciones más afectadas, aunque de igual modo puede implicar otras articulaciones, bolsas y tendones”, detalla la especialista. Además, una gota mal controlada puede generar quistes de cristales llamados tofos y también “cólicos renales y eventos cardiovasculares como infartos o ictus”.

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