EUROPA PRESS

  • Los trabajadores son los principales generadores de estos compuestos.
  • Aliento, desodorantes, maquillaje… liberan sustancias que permanecen en el ambiente pudiendo afectar a la salud.

Trabajadores

Si el espacio de una oficina no está bien ventilado, compuestos volátiles tóxicos pueden afectar a la salud, han señalado un equipo de ingenieros de la Universidad de Purdue (EE UU), que ha llevado a cabo uno de los estudios más grandes sobre los espacios de oficinas y contaminantes que pueden haber en el aire.

Con solo respirar, comer fruta o usar desodorante o maquillaje, las personas tiene más influencia sobre el espacio de oficina de lo que podría parecer. Pero, ¿podrían estos actos básicos de existencia también estar contaminando el aire en la sala de la oficina donde trabaja? Para averiguarlo, los investigadores equiparon un edificio con miles de sensores. El objetivo era identificar todos los tipos de contaminantes del aire interior y recomendar formas de controlarlos mediante el diseño y el funcionamiento de un edificio.

Los datos muestran que las personas y los sistemas de ventilación tienen un gran impacto en la química del aire interior, posiblemente más que cualquier otra cosa en un espacio de oficina. Los investigadores presentarán sus hallazgos iniciales en la Asociación Americana de 2019 para la Conferencia de Investigación de Aerosol en Portland, Oregon, del 14 al 18 de octubre.

El edificio, llamado Living Labs en los Laboratorios Ray W. Herrick de Purdue, utiliza una serie de sensores para monitorear con precisión cuatro espacios de oficinas de planta abierta y para rastrear el flujo de aire interior y exterior a través del sistema de ventilación. El equipo desarrolló una nueva técnica para rastrear la ocupación mediante la incorporación de sensores de temperatura en cada silla de escritorio.

Mediante el uso de Living Labs, el equipo de Boor ha comenzado a identificar comportamientos previamente desconocidos de sustancias químicas llamadas compuestos orgánicos volátiles, como la forma en que se transforman en los sistemas de ventilación y se eliminan mediante filtros.

«Queríamos arrojar luz sobre el papel detrás de escena que tienen los sistemas de ventilación en el aire que respiramos», ha añadido Boor, quien se asoció con investigadores del Grupo RJ Lee para desplegar una «nariz» altamente sensible, un instrumento que los científicos llaman espectrómetro de masas de tiempo de vuelo de reacción de transferencia de protones.

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