Se nos insiste a menudo con la importancia que tiene realizar deporte para mantener una buena salud, pero como con todo el exceso tampoco es bueno.
Así lo evidencia un trabajo publicado en el medio especializado Psychology Research and Behaviour Management que ha revisado la literatura existente sobre la relación entre el ejercicio compulsivo y determinados rasgos patológicos de la personalidad, así como las consecuencias que puede tener sobre la salud.
La adicción al ejercicio físico, como tal, no está recogida en los principales manuales de diagnóstico (si bien aparece como condición secundaria ligada a ciertos desórdenes alimentarios) y por tanto no está categorizada como trastorno psicológico. Sin embargo, los autores de este trabajo argumentan que debería ser considerado como tal, ya que repercute negativamente en el funcionamiento psicosocial.
Hay que aclarar que, con «ejercicio compulsivo», » adicción al ejercicio» o «dependencia del ejercicio», los autores se refieren específicamente a aquellos casos en los que se cumplen seis criterios: saliencia (el ejercicio se convierte en lo más importante de la vida), conflicto (origina conflictos entre la persona adicta y su entorno), euforia (se experimenta un ‘colocón’: tiene efectos psicoactivos), tolerancia (la cantidad de ejercicio necesaria para obtener esta sensación es cada vez mayor), síntomas de abstinencia (sensaciones desagradables si se reduce la cantidad de ejercicio físico) y recaídas (hay una tendencia a volver a patrones extremos de conducta cuando se intenta reducir el ejercicio físico).