La demencia es uno de los principales problemas de salud en la vejez en países como España, en los que la cifra de personas aquejadas de este tipo de enfermedades (entre las que la más común, con diferencia, es el alzhéimer) alcanza casi el millón. Por desgracia, todavía es mucho lo que desconocemos acerca de cómo se originan estas patologías, lo que dificulta mucho la puesta en marcha de estrategias preventivas.

Con todo, en los últimos años hemos ido recabando un buen volumen de evidencias científicas que nos ha ido permitiendo acercarnos a la cuestión, e ir construyendo la idea de una génesis compleja y multifactorial. En esta línea, un nuevo estudio sugiere que ciertas poblaciones bacterianas que habitan en nuestra boca podrían ir influyendo nuestras funciones cognitivas a medida que envejecemos, e incluso que algunas de ellas podrían contribuir al desarrollo del alzhéimer y la demencia.

Diferentes poblaciones bacterianas y efectos en la salud

Según publican sus autores en el medio especializado PNAS Nexus, esta es la conclusión a la que han llegado tras analizar el microbioma oral de 115 individuos, incluyendo 55 con deterioro cognitivo moderado. Algunos de ellos portaban la variante genética conocida como APOE4, asociada con un riesgo incrementado de deterioro cognitivo y de alzhéimer.

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