El jefe del Servicio de Urología de MD Anderson Cancer Center Madrid, Carlos Núñez, uno de los mayores expertos en España en el tratamiento de los tumores genitourinarios, ha apuntado a la vergüenza y al estigma como los grandes responsables del diagnóstico tardío habitual en los casos de cáncer de testículo, que se presenta principalmente entre los 15 y los 30 años.
Para el especialista, precisamente ese factor de juventud en el que predomina este tumor es una de los principales motivos por los que, incluso casos fácilmente controlables, se complican hasta llegar al límite de perder el testículo o, en casos muy concretos, la fertilidad. «Se da en una etapa de la vida del hombre en la que la vergüenza por acudir a la consulta del urólogo se multiplica», explica Núñez en una entrevista con Europa Press.
Esa vergüenza es, para el experto, «uno de los grandes problemas». «Nos vienen chicos de 15 o 16 años con unas masas testiculares enormes. Hay que concienciar a los chicos de que, si notan un bulto en el testículo, vayan al médico y lo digan a sus padres. No pasa nada, no es nada estigmatizante», reivindica Núñez. En casos poco frecuentes, la situación de ocultación por vergüenza lleva hasta testículos de «20 centímetros de diámetro», ya que los jóvenes dejan pasar el tiempo ante el estigma que supone.
Fruto de este problema se produce el principal impedimento: el diagnóstico tardío. Y es que, como recuerda Núñez, se trata de un tumor «no muy frecuente», con apenas unos 800 casos al año en España, hasta seis por cada 100.000 habitantes, fundamentalmente en los jóvenes por los cambios hormonales de esa etapa de la vida y la mayor actividad espermatogénica.
Y además, no es muy mortal: la supervivencia en diagnóstico precoz es «casi un cien por cien» y en torno al 80-90 por ciento cuando hay metástasis.