De vez en cuando afloran las alarmas en España por supuestas mordeduras de la araña violinista o reclusa parda. A menudo, estas informaciones vienen acompañadas de floridas descripciones de los peligros que entraña el veneno de este arácnido, que puede resultar de lo más preocupantes.

Sin embargo, estas advertencias sobre la peligrosidad del pequeño animal suelen carecer de una base científica sólida; afortunadamente, las razones para preocuparse son, en nuestro país, más bien escasas.

La especie a menudo se confunde con otras

Lo primero que tenemos que tener en cuenta, y probablemente la base de toda esta confusión, es que los nombres comunes ‘araña violinista’ y ‘araña reclusa parda’ no hacen referencia a una única especie, sino a un género al que pertenecen más de cien distintas distribuidas por todo el globo: Loxosceles. Y, aunque estén emparentadas, la peligrosidad de cada especie es diferente.

Concretamente, según la revista científica Molecular Phylogenetics & Evolution, la única especie de Loxosceles presente en España (es endémica de la cuenca mediterránea, aunque se ha extendido a muchas otras zonas del mundo) es Loxosceles rufescens. Para entender la peligrosidad de su mordedura, es importante separar la literatura médica que se refiere a ella de la que documenta otras especies,

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